Ya no estoy ahí,
corriendo en los pasillos del colegio
o sentado en el recreo por las gradas,
comiendo lo que madre puso en mi lonchera
antes de suene la campana.

Ya no ando por las calles de mi barrio,
jugando fútbol con botellas de plástico
y cuatro piedras como arco.
Bajando por la calle de mi abuela,
tres primos sobre una sola patineta.

No visito Socabaya,
mi abuelo paterno, Pancho,
hablando de viejos tiempos,
ya casi no recuerdo
aquel olor de muebles añejos,
la textura de esos Legos del balde
y las historietas de Peter Parker de mi tío Miguel
que tanto me gustaban leer
para matar las horas y regresar a casa,
recién me doy cuenta que estaba en casa.

Ya no me escondo en el fondo de un armario
por el temor al castigo por haber hecho algo malo,
aunque no siempre eran tan inocentes mis intenciones,
a veces quería que sientan dolor mediante mi pérdida
por haberme lastimado.

Ya no me inscribo en academias de verano,
donde andaba enamorado,
viéndola de lejos fingiendo desinterés,
sin que se notara que me moría de ganas de tan solo tomar su mano.

No practico más TaeKwonDo
con Juan y Marco,
ya he olvidado el olor a sudor que se sentía
en ese dojo subterráneo.
Ya he olvidado el miedo al castigo por no llegar temprano
y las ganas infantiles de ser mejor que mi adversario
para sentir que valgo algo.

Se me viene a la mente
un cmpeonato en el Coliseo Arequipa,
saliendo cargado con una medalla de oro en mano sobre los hombros de mi padre.
Quién diría que una imagen tan dulce tendría tan conflictuoso desenlace.

Se me viene a la mente también
el olor intenso a cloro,
los cronómetros,
los silbatos,
el esfuerzo constante por demostrar
que soy mejor que el de mi costado.
La sensación intensa de ahogo
en esos veinticinco metros de esperanza y desilusión
solo para estar en lo más alto del podio,
sonriendo con ocho medallas de oro colgando en mi cuello,
viendo las caras de asombro de todos,
pero mi padre ausente,
uno ya no se siente tan orgulloso de esos logros
cuando las expectativas crecen.

Ya no estoy en esas aulas oscuras de sillar,
intentando estudiar en un par de meses
lo que en la escuela no hice en más de cuarenta bimestres.
Carpetas rotas con más chicle que madera,
y aprendía más que en mi escuela.

Terminé quinto año,
frente a todos recibiendo aplausos,
Terminando el colegio siendo felicitado
Por ser el mejor deportista y un decente estudiante,
Y el mejor amigo de la clase.

Yendo a la U con buzo y mochila,
Saliendo de clases temprano para ir a la piscina,
Evitando toda interacción social que interrumpa mis objetivos.
Bajar las avenidas sin casco y en bicicleta
Tomando desayuno en veredas,
Teniengo como consignas la imprudencia y la prisa.

Llorando luego de un mal campeonato,
Sintiendo por milésma vez que todo el esfuerzo fue en vano
Todos te dicen que fallar es humano,
¿Pero alguna vez han fallado tanto?
Pequeño iluso,
Te faltaba fallar tanto y tanto más.

Sexo

Fiestas

Desamor

Pérdida de un ser querido: Carlos, mascotas

Ya no estoy yo ni la campana,

La satisfacción de sentir una muestra de cariño del que te gusta

En el recuerdo que se esfumó del sueño

En la sensación imprudente de que me amabas

Nostalgia

Así que si alguna vez me ves por ahí,
….
Porque ya no estaré ahí.

De una … Inacabada

Ahora dónde estoy
No tengo idea
Si me ves por ahí quizá ni me reconoces