Valorar lo que uno tiene
Valorar lo que uno tiene
Vladimir dijo en algún momento que a pesar de trabajar mucho, trabajaría incluso más por tener esos días libres. Yo tengo más días libres y trabajo menos y aún me quejo.
Creo que no he valorado adecuadamente los momentos que he podido compartir con mi familia. A pesar de todo, he podido hacer michas cosas y no he sabido valorarlo quizá como debería. El futuro es incierto y quizá esto que pasé sea algo que extrañe.
El paciente o yo
“Para algunos la prioridad no es el paciente” o algo parecido mencionó Luciana en algún momento. Me hizo pensar y preguntarme si estoy en ese grupo.
Diferentes caminos en busca de sentido
Es común haber escuchado que “si estoy aquí es por algo”. Yo no creo en que las cosas pasan por algo, pero descubrí que otras personas sí piensan así, o al menos eso dicen.
No lo sé, tal vez me gustaría pensar como ellos, pero siento que no tiene mucho sentido creer en que las cosas pasan por algún motivo que desconocemos, que por alguna razón el universo nos coloca en el lugar que nos corresponde. Supongo que es reconfortante hadta cierto punto, pero la verdad noe convence del todo esa línea de pensamiento.
Cuánto es el valor del tiempo
Decimos que hay que dar lo mejor para el paciente, pero en realidad todo tiene un límite. El tema simplemente es determinar dónde colocar el límite. Me he dado cuenta que las personas colocan ese límite de diferente manera. Algunos pasan bastante tiempo conversando y atienden pacientes fuera de su turno y hacen cosas que realmente no están obligados a hacer. Por otro lado, hay quienes son estrictos con los tiempos de atención y se limitan estrictamente a hacer solamente lo que les corresponde. La verdad se vanagloria mucha la primera forma de realizar la atención a los pacientes, pero creo que todo tiene un límite y la discusión realmente no está en que si debería hacerse las cosas así o no, sino en dónde se teaza la línea.
Existe un experimento de pensamiento bastante conocido que ilustra esta situación. Si una persona quiere hacer el bien no podría leer nunca literatura, porque en ese tiempo podría estar enseñando a otros a leer. Lo mismo se podría decir de la medicina. Llevado al extremo podríamos decir que un buen médico no debería ir al cine, porque en ese tiempo podría estar atendiendo a pacientes gratuitamente.
Creo que en el fondo estamos todos en que la labor de un médico es hacer lo necesario o suficiente y no hacer realmente “lo mejor posible”. Además, existen muchas formas de hacer las cosas mejor y otorgar más tiempo no necesariamente significa tener un mayor impacto. Quizá esa sea una de las principales críticas al impacto social real de la medicina. La relación tiempo y efecto no es del todo favorable en comparación a otras medidas.