Hace unos meses comencé un periodo de cambio en varios aspectos de mi vida. En realidad, esto no es nada nuevo en mí; sin embargo, parte de este cambio conllevó abrirme un poco más socialmente y compartir mi historia de forma pública. Por este motivo tiene sentido para mí compartir mi experiencia con este proceso y aquellas cosas que pude aprender en el camino.
Saliendo de aventura
Decidí cambiar por varios motivos, quizá el principal es que sea algo natural para mí hacerlo; pero también hubieron otros. En un escrito que hice hace un tiempo: “Mi historia de amor, sexo y otras cosas secundarias” hablo un poco de esto. Pero en sí, la idea central sería poder decidir quién quiero ser.
Quiero decidir quién quiero ser, sin conformarme con aquello que me tocó ser.
Por ejemplo, algunas características que he tenido durante la mayor parte de mi vida:
- Tímido, introvertido, pocas habilidades sociales.
- Deportista, disciplinado, atlético.
- Poca capacidad de interactuar con mujeres con intención amorosa.
- Amigable, poco controversial, alguien que evita conflictos.
- Nada fiestero, chico de casa, esa persona que duerme a las 9 PM.
Esas características, así como muchas otras, han sido incorporadas a mi forma de ser sin ser cuestionadas, simplemente las hacía “porque yo soy así”.
Sin embargo, en algún punto de mi vida tomé la decisión de decidir qué es lo que quiero ser realmente. Poder “romper” con cosas que me caracterizaban y animarme a probar cosas nuevas.
Intenté probarme nuevos adjetivos y ver cuáles me quedan mejor.
En estos meses conocí mucha gente, fui sociable, salí de fiesta, tuve citas, tuve discusiones, incluso comencé a escribir posts y compartir públicamente cosas que normalmente guardaría para mí.
Debo decir que no fue fácil, hacer todas esas cosas significó salir de mi zona de comfort y hacer un montón de cosas que no quería de forma inmediata. Significó obligarme a probar cosas que me daban mucho miedo, pasar momentos difíciles e incómodos. Pero, a pesar de todo, creo que realmente valió la pena y, la verdad, fue más divertido de lo que había anticipado.
Regresando a casa
Algo a considerar cuando uno hace las cosas con el fin de cumplir objetivos es que tarde o temprano esos objetivos se alcanzan y eso fue lo que me pasó, poco a poco mis objetivos iniciales se fueron cumpliendo. Fui completando mi checklist imaginaria: iniciar una conversación, contar historias de mí libremente aunque piense que sean aburridas, mantener contacto visual durante una conversación, iniciar contacto físico, invitar a bailar a alguien en una fiesta, pedir un número telefónico, quedar para salir a citas, etc. Entonces, conforme estos objetivos se fueron cumpliendo, mi propia motivación de hacer las cosas fue disminuyendo. Lo positivo es que, paralelamente, mi confianza fue aumentando y mi capacidad para decidir quién quiero ser también.
Así fue que, después de un tiempo haciendo cosas que nunca hacía, como ira a fiestas (leer “Mi vida de fiestero”), volví nuevamente a hacer muchas cosas que normalmente hacía, retomé aquellas cosas que me dan paz, regresé en gran medida a mi zona de comfort, mi lugar tranquilo.
Entonces, ¿cuál fue el sentido de todo?
No soy el mismo
Si bien he vuelto a retomar cosas que hacía antes de mi periodo de cambio, he cambiado irremediablemente en muchos aspectos. Desde cosas simples, como saber algunas letras de canciones de moda (no sé cómo pasó) o fijarme más en qué ropa me pongo antes de salir; hasta cosas un tanto más profundas, como mi forma de entender las relaciones interpersonales o el significado y valor que le doy a mi sexualidad.
Además, mis preferencias y algunos gustos también han cambiado. Darme la oportunidad de hacer cosas nuevas significó poder descubrir que me gusta salir de casa, me gusta conversar con gente sobre cualquier tema, bailar. Incluso descubrí algunas cosas que forman parte de mi rutina ahora, por ejemplo, me siento bastante cómodo escribiendo cosas de forma pública, intentando mejorar la forma en la que escribo en la medida de lo posible.
Otro aspecto en el que soy distinto es que tengo más confianza en algunas cosas que realizo o que soy. Pude demostrarme que no soy lo que soy simplemente porque fue lo que se me permitió ser. Por poner algún ejemplo, pude demostrarme que puedo salir a fiestas sin tomar alcohol (no perdí mi racha de 22 años sin emborracharme), algo que nunca puse a prueba realmente.
Algo curioso es que probar cosas nuevas ha hecho que valore más algunas cosas cotidianas, como la tranquilidad que brinda estar solo, lo valioso que es tener unas buenas horas de sueño, lo gratificante que puede llegar a ser tener una rutina.
Entender ambas partes
Después de probar algunas cosas pude experimentar lo que significa estar en ambas partes de muchas cosas: rechazar y ser rechazado; ser el más tímido y el más sociable de un grupo; ser el menos fiestero y el más fiestero; el menos y el más interesado en cosas relacionadas a relaciones románticas. Comprendo cuando alguien se siente aburrido en una fiesta y se quiere ir a dormir, pero no quiere hacer sentir mal a nadie ni tiene el valor suficiente para poder manifestar sus deseos. Comprendo cuando alguien prefiere ir a la cocina a conversar con pocas personas en lugar de unirse directamente al grupo donde están todas las personas, comprendo el sentimiento que surge cuando ves a quien te gusta besándose con otra persona, comprendo lo que es ser esa otra persona.
Me gustaría no olvidarme de eso, aprovechar la comprensión que tengo. Ser aquel que dé la palabra a alguien que tiene ganas de hablar, tener responsabilidad afectiva, considerar las cosas que van un poco más allá de lo inmediato. Pero no solo se trata de comprender, se trata de hacer. El tiempo me dirá si realmente puedo hacer cosas buenas con las cosas que comprendo.
Errores
La gente confundida hiere a gente increíble, y yo he sido ambos
Alain Espinoza (vía Twitter)
Durante mi aventura he cometido muchos errores. Es diferente cometer errores estando solo que cometer errores cuando uno interactúa con otras personas. Toda mi vida me he acostumbrado a lidiar con mis errores personales, y ya me conozco bastante bien. Si me equivoco conmigo, solo yo salgo lastimado y generalmente me lo merezco. En cambio, si me equivoco con otras personas, hay más responsabilidad, me afecta psicológicamente mucho más.
Interactuar con gente requiere gran responsabilidad afectiva y en el camino he tenido episodios en los que no fui responsable, en muchas ocasiones no hice lo correcto (probablemente).
Deseos
- Deseos no satisfechos aún.
- Cosas que no he llegado a experimentar o aprender, o terminar de comprender (ej. sexo).
- Cosas que me gustaría que cambien en los demás.
- Cosas que me gustarían que cambien en mí