Creo que buscar felicidad es realmente un mal objetivo, porque no es sostenible con el tiempo. Es común escuchar que el objetivo de la vida es ser feliz, pero no estoy de acuerdo, en realidad puede que la vida no tenga un objetivo, la verdad no lo sé. El tema con la felicidad es que depende mucho del contexto. Encontré hace poco algo que escribí yo hace unos años (en mayo de 2020 para ser preciso). Aún comparto gran parte de aquello que escribí aquella vez.
Nuestra percepción sobre la vida es inherentemente comparativa y totalmente influenciada por nuestras experiencias previas. Felicidad o tristeza son simples comparaciones de la percepción de nuestro estado actual con la percepción de nuestro estado en un pasado inmediato. Sucesos buenos, sucesos malos, nuestros sentimientos suelen no corresponder a los mismos, ya que, en esencia, los sentimientos adquieren sentido por contexto y no por el evento en sí. La felicidad percibida al salir de un momento difícil puede ser superior a la de un sucesos fundamentalmente feliz, así como la tristeza producida por el fin de un momento feliz podría superar a la de un momento inherentemente triste. Es por eso que quizá, al final, existe una tendencia que nos orienta hacia la neutralidad, hacia el equilibrio, hacia la paz. La búsqueda de sentimientos más intensos, el anhelo de encontrar un sentimiento mejor, persiguen algo que no puede alcanzarse, porque se fundamentan en el concepto de que nuestra percepción de la vida depende de la circunstancia e ignoran el contexto.
Creo que la felicidad no debería orientarnos en qué cosas hacer, debido a que la felicidad va y viene y creo realmente que la felicidad no aumenta ni disminuye conforme vivimos más, sino que sigue presentándose de la misma forma, en nuestro vivir cada día, en las pequeñas cosas del día a día.
Nunca seremos más felices de lo que podemos ser ahora.
Propongo que buscar paz en lugar de felicidad es un objetivo más factible, que puede ser alcanzado de diferentes maneras y que es sostenible con el tiempo. Creo que es en la paz en donde disfrutamos más de esos momentos de felicidad y alcanzamos el punto en el que comprendemos que la felicidad como tal es pasajera y que debemos tener paciencia en los momentos que no la tengamos y tener la suficiente sensibilidad para apreciarla cuando la tengamos.