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Compartiendo cosas cotidianas

Trabajando en la oscuridad

Durante la mayor parte de mi vida nunca he compartido mis cosas cotidianas (aunque en realidad la mayor parte de mi vida la pasé sin compartir muchas cosas). Entre estas cosas cotidianas se encuentran también aquellas rutinas y hábitos con el fin de conseguir algo, como estudiar o entrenar. En parte era porque está bastante generalizada la idea de esforzarte sin que nadie se entere, con un perfil bajo.

It’s what you do in the dark that puts you in the light.

Frase utilizada en una campaña de Under Armor.

Personalmente, además de esta idea, yo mismo me sentía muchas veces incluso avergonzado por las cosas que hacía, como si esforzarse fuera algo malo. Por ejemplo, en los deportes, sentía que tener que entrenar significaba que no era bueno naturalmente y esa no era una impresión que quería dar, me gustaba que todas las cosas me salieran bien a la primera, para sentir (y que otros sientan) que aquello que hacía era producto de lo que en esencia era y no algo que había conseguido de forma “artificial”. En resumen, sentía que el talento era más valioso que el esfuerzo y que requerir esfuerzo evidenciaba falta de talento.

Es por esto que muchas veces mentía sobre las cosas que hacía, intentaba ocultar que a veces leía, que a veces entrenaba, que iba al gimnasio por mi cuenta, entre otras cosas.

Quería que las personas me vieran brillar y no se dieran cuenta de que me costaba también.

El esfuerzo no es malo

Con forme fui creciendo cambié poco a poco mi forma de pensar respecto a esto y el deporte me ayudó mucho. Conocí a personas más talentosas que yo que se esforzaban muchísimo más que yo (como mi hermano) y personas que con esfuerzo terminaban siendo mejores que personas con mucho talento.

Descubrí que personas con talento son más comunes que personas dispuestas al esfuerzo.

Además, en la carrera de medicina encontraba a veces a algunas personas que compartían sus experiencias y contaban las cosas que hacían. Lo veía de forma extraña, un poco crítica, porque no compartía esa forma de pensar. En muchas ocasiones pensaba que las cosas que hacían y compartían otras personas no eran para tanto, que no era algo que valía la pena. Pero cuando compartían sus fracasos e inseguridades, una parte de mí se sentía identificada y, al verlas compartir tan libremente todo eso, me sentía agradecido y menos solo. Poco a poco fui entendiendo que tenía más valor compartir los fracasos que los éxitos.

Quien forma su imagen en base al éxito no puede exigir que lo reconozcan en el fracaso.

Porque los errores, las dificultades, los sufrimientos nos unen más que los éxitos y las buenas cosas. Nuestro rechazo al dolor es una característica universal, algo en lo que todos estamos de acuerdo.

Compañía

En algún punto comencé a incorporar al esfuerzo a mi identidad, es más, di un giro completo a mi forma de hacer las cosas. Quería mostrar que era 100% esfuerzo y nada de talento, que no era naturalmente bueno en nada, pero que con esfuerzo tenía el potencial de poder ser bueno en lo que se me plazca (pensamiento raro, lo reconozco).

Entonces, posteriormente me junté con personas que estaban dispuestas a esforzarse también y que les daba igual mostrar que se esforzaban. Aún así solo compartía mi esfuerzo con unas pocas personas, personas con las que compartía objetivos y con las que me sentía seguro y en confianza.

Pues entrenar, estudiar, aprender son cosas que muestran vulnerabilidad, mostrar los límites físicos y mentales de uno, mostrar el lado más débil y humano de uno.

Traigan las luces

Es por este motivo que, de diferentes maneras, comencé a compartir más cosas con las personas que me rodean, intenté mostrar un poco más que no soy la gran cosa, que soy uno más. Suelo procrastinar en muchas ocasiones, a veces me quedo dormido, no es poco común que me olvide de hacer las cosas, me cuesta aprender cosas nuevas y a veces pienso en lo mucho que me gustaría ser más inteligente.

Pero todas esas cosas no me hacen menos, en realidad me permiten conectar también con personas que pasan por lo mismo. Es difícil ponerse en el los zapatos de alguien que hace todo bien, que solo muestra sus éxitos inalcanzables y no muestra todo lo que hay detrás.

Comencé mostrándome más abierto con las personas cercanas que me rodean y de ahí intenté algunas cosas más mediante mi actividad en algunas redes sociales. Continuando con esta línea de pensamiento hace poco hice la prueba de compartir algunas cosas de mi día a día a través de stories de Instagram y pude rescatar algunas cosas:

  • Mencionar que voy a hacer cosas incrementa las posibilidades de que termine haciéndolas.
  • Ocasionalmente puedo aprender mediante la interacción con otras personas.
  • Registrar las cosas que hago me permite ser más consciente de aquello que realizo durante el día.
  • Me motiva a hacer cosas. Por ejemplo, en algunas ocasiones durante el día pienso en qué cosa interesante puedo hacer a continuación.

Por este motivo probaré por un tiempo compartir algunas cosas de mi vida cotidiana a través de stories en Instagram. Esta es la cuenta: @danimedi_vlogs.

If you want to go fast, go alone. If you want to go far, go together.

Proverbio africano.