Este mes participé en una biatlón, debo agradecer a mi hermano por la experiencia. Fue gracias a él que participé realmente. Una semana antes me habló del evento y que iba a participar él, me preguntó si también quería, le dije que sí, pero probablemente luego me hubiera arrepentido si no fuera porque su emoción por participar fue contagiosa. Incluso llegamos a participar un día antes, aunque esa práctica me desanimó más que animarme, mi desempeño no fue adecuado y terminé terriblemente agotado.
Estado físico
Mi condición física no es la más adecuada actualmente, especialmente si me comparo conmigo mismo hace un tiempo atrás, pero tampoco podría decir que es mala. Mi peso es todavía adecuado, hago al menos 30 minutos al día de ejercicio y vivir a 4300 metros sobre el nivel del mar me ayuda a tener aún una capacidad aeróbica razonable. Diría incluso que, si me comparo con médicos y personas de mi edad de la población general, mi condición física podría considerarse como buena.
Lamentablemente, mis hermanos no son ni médicos, ni personas promedio de la población general, así que en la práctica que tuvimos me dejaron muy rezagado. En esta pequeña competencia que menciono corrimos 800 metros en la pista atlética del club e inmediatamente después nadamos 400 metros. Como dije, terminé agotado y desanimado, debo confesar que se me pasó por la cabeza renunciar a mi participación, pero finalmente decidí ser valiente y respetar mi decisión.
Me gusta nadar, pero hacerlo me genera cierto conflicto. Por un lado disfruto de estar en el agua y la sensación de desplazarme por la misma, pero por otro lado me siento bastante lento y me canso demasiado rápido. A veces nadar se me hace frustrante por ese motivo y prefiero hacer alguna otra cosa, como correr, jugar fútbol, jugar vóley, ir al gimnasio o hacer cualquier otro deporte en el que simplemente me considero como alguien que no es bueno y que nunca ha sido realmente bueno, de ese modo no tengo que pensar en mi desempeño ni compararme con estándares más altos de los necesarios.
Amigos
Quizá esa sea la situación que experimentan muchos exdeportistas. Justamente al día siguiente de la práctica, día de la competencia, pude conversar con algunos excompañeros de la natación, algunos de ellos han continuado nadando todos estos años, otros dejaron un tiempo y luego regresaron. En realidad yo y Diego (mi hermano) éramos los únicos que no estábamos entrenando. Conversé con Gonzalo y me contó algunas experiencias que tuvo regresando a entrenar, también me contó algunas historias de los chicos que ahora nadan, me dijo que también iba a participar. Me encontré con Sebastián y Carlos, recordamos algunas cosas, pero dijeron que ellos no iban a participar. Incluso me encontré con Santiago, quien había llegado de Lima y estaba por ahí en el gimnasio entrenando un rato, llegamos a convencerlo para que participe también.
Todos habíamos tomado caminos distintos, Gonzalo trabaja ahora vendiendo artículos de natación, Sebastián aún continúa entrenando, Carlos vive en Australia y es entrenador de natación, Santiago vive en Lima, aún entrena y estudia medicina. Y sin duda que hay muchos más que no estuvieron presentes, todos en diferentes lugares, con diferentes proyectos.
Recuerdos
Compartimos muchos recuerdos, de entrenamientos, de competencias. Es curioso que recordemos todas las cosas con nostalgia, a pesar de que en el fondo sabemos que las cosas eran difíciles. Personalmente, soy absolutamente consciente que había momentos en los que nadar me generaba mucho sufrimiento. Aun así, al conversar sobre el tema los recuerdos se hacían buenos, más que por su contenido por la conexión que generaban en nosotros, el sentimiento de pertenecer a una historia compartida de gente que ahora está completamente desconectada, o que al menos lo está para mí.
Experiencia
Finalmente competimos solo cuatro personas en mi categoría: Diego, Gonzalo, Santiago y yo. La carrera consistía en algo de 700 metros corriendo y luego 400 metros nadando. Básicamente era una competencia de natación, pero corriendo un poco antes. Era perfectamente consciente que en aquella situación mi fuerte era el atletismo. Probablemente, la estrategia para hacer el menor tiempo personal posible era correr a un ritmo moderado y dejarlo todo en la piscina, pero no era la estrategia más interesante. Opté por comenzar corriendo lo más fuerte que pudiera, intentar sacar la mayor distancia posible y luego proceder a “morir” en el agua.
Eso fue lo que pasó, comencé ganando y saqué alguna ventaja, la verdad no fue mucha ventaja respecto a mi hermano Diego, fue menos de 30 metros lo que pude sacar. A los demás sí les pude sacar mucho más, quizá algo de 80 metros. Entré al agua, comencé a nadar y estuve primero algo de 100 o 150 metros del nado, luego Diego me pasó y yo intenté seguirlo, pero fue ahí que los brazos me comenzaron a jugar en contra. Para los 200 o 250 metros ya estaba tercero, detrás de Santiago. Completé los 400 metros casi arrastrando los brazos, no me agité casi nada, pero mis músculos del tren superior estaban adoloridos y agotados. Finalmente, llegué tercero, bastante detrás de Diego y Santiago, quienes me ganaron por más de 50 metros.
Trabajando
Fue una experiencia interesante, de forma concreta y práctica me sirvió para darme cuenta que debo trabajar en mi fuerza de brazos. Hizo que me dé cuenta que estos últimos meses no he estado yendo mucho al gimnasio y casi toda la actividad física que realizo es de piernas y abdominales. Desde ahí he incorporado un poco de ejercicios de brazos en mi rutina y es lo que estoy haciendo ahora en el SERUMS. Me di cuenta que no puedo completar 30 push-ups ni 10 pull-ups, me he descuidado bastante.
Espero poder mejorar al respecto, uno nunca sabe cuándo una biatlón se puede cruzar en tu vida.
Otros rumbos
Por otro lado, la experiencia también me sirvió para reflexionar en qué cosas me gustan más, en cómo me gustaría incorporar el deporte en mi vida. Ahora, como adulto que soy, hay diferentes oportunidades de deporte amateur. Este año estuve jugando un campeonato de segunda división en la liga de Cayma, en realidad solo jugué un partido. Los primeros partidos fui suplente y los últimos partidos se cruzaron con mis días de trabajo y otros viajes. No ascendimos, pero estuvimos cerca, nos quedamos en la liguilla final. Es posible que el próximo año participe el mismo equipo. Otra opción es jugar en el campeonato interno del club, un compañero del colegio me dijo que les falta alguien que pueda jugar de lateral izquierdo, creo que podría servir al equipo.
Me gustaría hacer otras cosas también, tengo pendiente ir a mi SERUMS en bicicleta desde mi casa, estoy convencido de que puedo lograrlo, pero aún no decido cuándo hacerlo. Por otro lado, me gustaría salir a jugar vóley a algún lado, solo que no sé en dónde ni con quién. También está pendiente jugar nuevamente pichangas con mi grupo de medicina o el colegio, sé que alguno por ahí ya es padre y cada vez mis compañeros toman rumbos más distintos.
Me gusta esa sensación de la biatlón, encontrarme con mis amigos para hacer algún deporte y sentirme conectado a pesar de la distancia, sentir que pertenezco a una insospechada historia en común que con el pasar del tiempo se torna más improbable y más valiosa.
Esta es una foto del año 2014 (hace 10 años) en la que participé con Gonzalo en una maratón.