Poema “Sandía”

Sandía

Veo a lo lejos a un niño
Jugando en la orilla,
Roja tiene la piel,
Jugó todo el día,
Está cansado,
Tiene sudor en la frente,
En la cara un poco de arena
Y un poco de preocupación.

Veo que cavan sus manos pequeñas,
Buscando algo,
Presiento
Que sé lo que es.

Me acerco más
Y ya no lo veo,
Hacia dónde se fue,
Ya no lo encuentro.
Ahora estoy solo,
Veo a lo lejos,
No hay rastro de él.

Qué buscaba en la arena me pregunto,
Y como por instinto, recuerdo, y me digo:
“Creo que sé dónde está”.
Y sigo buscando lo mismo que el niño:
La sandía enterrada en la orilla del mar.

Pasaron las horas
Y no encontré nada,
Ya llegan las olas,
La memoria me falla.
Está roja mi piel.
Me rindo, no tengo más ganas,
Tampoco motivos,
No sé lo que hago,
Me siento vacío,
Estoy tan cansado.

Entonces mi madre
Sin hacer ruido
Llega y me dice:
“Creí ver un niño,
Por eso vine.
Rosada tenía la piel
Y en el rostro… una sonrisa,
Tenía arena en los pies
Y en las manos… una sandía”.

“Me acerco y te miro,
El niño jugando en la arena,
Rosada tu piel también,
Mas tu rostro, hijo mío,
Refleja pena.
Qué pasa Daniel,
¿Acaso ya no disfrutas la brisa?
Recuerda que siempre te he dicho:
No vivas con prisa”.

“Nunca haces caso, ¿ves?
Regresemos
Que ya es mediodía,
Vayamos a compartir
Una sandía en familia”.

Y nos vamos
Juntos y solos
Por la playa
Y por detrás el mar,
El testigo,
Va borrando las huellas
Y enterrando las cosas
Del pasado
Que dejamos
Y olvidamos
Al andar.